“Iba a salir con un chico. Me llamó y era paraguayo. Cuando me empezó a hablar, cancelé la cita”.
Charlotte Caniggia
Una mediática argentina llamada Charlotte Caniggia, a quien francamente, quizás por la falta de interés que tengo hacia el espectáculo porteño televisivo, quizás por ignorante, no conocía hasta hace unos días atrás, cuando se volvió noticia nacional al hacer un comentario “xenófobo” en un programa de su país llamado “Pasapalabra”.
La evidentemente brillante mujer cuenta una anécdota de cómo iba a “quedar” con un chico y que cuando la llama y se da cuenta de que es paraguayo cancela la cita porque el hablar paraguayo “le re baja” o dicho sea de otra manera coloquial nuestra “le corta el mambo”.
Como la cultura de nuestra nación se centra en telenovelas latinas, fútbol, programuchos con “modelos” de dudosa formación y paupérrimas imitaciones de programas de la TV argenta; esta clase de comentarios realmente nos llega al “cora”. Sino, ¿por qué habría de importarnos el gusto de acentos que tiene una X a quien no veneramos y tal vez ni conocemos? Pero claro, más allá de la pobre cultura que consumimos, la baja autoestima de pueblito mediterráneo que tenemos, nos enfurecemos más porque dicho comentario lo emite una kurepa, pero ojo, decir kurepa o kurepi no es xenofobia, es de cariño nomás.
No sé qué me parece más ridículo, que la gente “experta en lingüística” salga a dar largas tesis sobre el hecho de que no existe un idioma o acento paraguayo porque todos hablamos español (y claro que el castellano paraguayo es exactamente el mismo que el colombiano, el venezolano y el chileno y se sigue sin entender la función real de un lingüista) o que le consideren persona no grata a dicha señorita, como si viniera de compras al supermercado a Paraguay cada fin de semana… Insisto, su existencia para este país es IRRELEVANTE, no soluciona la corrupción, la economía, la inseguridad ni los niños en situación de calle, poniéndolo de otra manera:
-¿Viste lo que dijo la estúpida kurepa esa Charlotte Caniggia?
-¿Quién?
-…
-…
Como nación tenemos dos extremos: somos paraguayos cuando nos ponemos la casaca de la albirroja al disputarse el orgullo guaraní en la Copa América o en el Mundial (te acordás hemano qué tiempos aquellos…) y cuando ofenden a algo totalmente irrelevante como a nuestro acento (la ofensa es la irrelevante, no el acento, a manera de no herir a nadie). En serio, mientras a nosotros nos agrade lo que nos identifica, ¿necesitamos ser tan susceptibles a comentarios como estos? Por supuesto que sí, porque eso es lo que consumimos, programuchos de farándula, y luego nos quejamos de nuestra mediocridad apuntando con el dedo al mandatario de turno.
Malditos kurepas xenófobos, siempre se burlan de nosotros, pero cuando les imitamos el acento rioplatense, su “sheismo” y demás yerba es solo para ser simpáticos y reírnos un poco, es que se merecen por ser creídos esos, desde la Guerra Grande que les tenemos hambre por robarnos territorio… cuando en realidad los bandeirantes son los que causaron mayores estragos y nuestros hermanos de las provincias kurepas eran encadenados al frente para luchar contra nosotros porque no querían matarnos, pero bueno, eso no importa, les tenemos hambre a los argentinos por pesados, creídos y porque sí, y eso es lo que importa.
No sé qué me preocupa más, que como preferencia de relaciones interpersonales una mujer de los medios de un país vecino no se emocione al escuchar el acento paraguayo del otro lado del teléfono o que eso ocupe la portada de nuestras noticias; o que no le dejemos entrar a nuestro copetín a comprar croqueta con coca de por vida…
Tenemos problemas mayores, tenemos un calor de 45 grados que nos frita el cerebro y estamos día a día mirando atrás cada vez que escuchamos una moto acercarse, y nuestro acento es bello para algunos y corta mambo para otros, no todos tenemos la obligación de opinar igual y hasta donde sé día a día hay marchas en pos de la tolerancia y la libre expresión pero a la hora de la verdad nosotros mismos pisoteamos aquello que exigimos.
Está bien, que ella se disculpe por decir que no le gusta nuestro acento, y ahora nosotros nos disculpamos por remedar a los argentinos y prometemos no volverlo a hacer y logramos un equilibrio perfecto en el universo. Pero no, igual estaríamos nosotros en desventaja al dejar de burlarnos de ellos, la xenofobia no es bidireccional, lo es solo cuando alguien se refiere peyorativamente a nuestra cultura. Volvemos al punto de partida, exigimos tolerancia pero no la otorgamos, exigimos respeto pero no respetamos.
Dejemos de ser una sociedad hipócrita escondida detrás de excusas descabelladas, refugiándonos tras el eterno “aichenjarangarismo” con el que nos identificamos cada vez que debemos ser responsables de nuestros actos.
http://nanduti.com.py/2017/01/16/la-susceptibilidad-existencial3/