Así debería de denominarte, ya
que apareciste en mi camino “fuera de tiempo”, aunque tal vez, haya sido el
tiempo exacto, no estoy segura, solo sé que no pretendo quererte como si no
hubiera mañana, porque simplemente decirte adiós, podría acabar conmigo.
Las despedidas ya me cansaron, no
podría decir que me aburrieron porque normalmente el dolor no deja mucho
espacio como para que otro sentimiento comparta lugar con él. No deseo
despedirme, me cansé de deshidratarme a puro llanto, sufriendo por la
idealización de algo que nunca tuvo futuro desde sus comienzos; ya no quiero
llorar.
Inoportuno pero encantador, ¿no
es acaso más inoportuno? Sabes hacer todo aquello que hechiza, tus intenciones
son francas y tus fuerzas inagotables, no te rindes, no te das por vencido, no
pierdes un solo minuto de tu tiempo, y aquí estamos, tú con el Carpe Diem y yo
intentando no exponerme, no sentir y por lo tanto, bajo ninguna circunstancia,
enamorarme.
Aquí me tienes, pendiente de ti y
de todo aquello que te rodea, y eres una completa sorpresa en mi vida, y rompes
mis esquemas y yo los tuyos, y somos tan semejantes y tan diferentes a la vez,
y no me aburres y me robas sonrisa tras sonrisa, y ya se me agotaron los
artilugios para no caer perdidamente enamorada de ti.
Te quiero y me quieres, pero no
deseo más, no sé ni qué deseo, solo sé que quiero encerrarme en mi mundo a
esperar a que te vayas y que todo sea más fácil desde allá, adentro, en el
fondo, sin escuchar tu filosófica voz haciendo preguntas retóricas
existenciales que sin duda no puedo responder.
Y eres para mi desgracia un todo imperfecto,
tal y como me gusta, y me conoces demasiado aún sin conocerme, y valoras mi
unicidad y la destacas entre halagos, caricias y gestos, mi pregunta
retórica-filosófica-existencial es la siguiente: ¿Por qué ahora? Muchas veces
la vida, el destino o como quieras llamarle, nos presenta oportunidades únicas
que simplemente no podemos dejar pasar; por lo general no encontramos la
moraleja hasta después de mucho tiempo, si es que logramos hallarla. Estoy en
medio de una duda magnífica, si eres así conmigo, si posees todas las
cualidades que se me antojan, entonces ¿qué enseñanza podría sacar de
enamorarme perdidamente de ti para luego decirte adiós?
Soy una persona que piensa en
todo, que reflexiona, tal vez en demasía, pero por lo general no puedo
evitarlo, y esto me lleva a preguntarme ¿por qué nos enamoramos de quién no
pasará el resto de sus días a nuestro lado? No me refiero a una decisión tuya
sino a que yo deba partir y dejarte así como si todo hubiera sido nada más que
una linda experiencia de intercambio por unos cuantos meses.
Lo siento, no puedo arriesgarme
tanto, no puedo invertir todo en amarte para luego tener que dejarte ir, soy
tal vez egoísta o quizás simplemente débil, lo que es bastante triste; y de
solo imaginarme esa escena, despidiéndome, oigo a mi alma apedazarse.
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