domingo, 27 de noviembre de 2016

Dime


Dime, por favor, cómo hago para retomar mi vida sin ti, dime la receta, tú que sabes de todo, tú que has tenido mil y una experiencias, tú que tienes argumentos coherentes para todo, anda y dime cómo retomo mi vida sin ti, si hasta unos instantes eras tú mi vida.

Esa sensación de incertidumbre mezclada con dolor, angustia, desasosiego, insomnio, inapetencia, ansiedad, todo lo que vivo instante tras instante sabiéndote lejos, sabiéndote ajeno, ajeno a mis manos, ajeno a mis besos matutinos que recibías con una sonrisa pero con los ojos cerrados del cansancio.

Dime, por favor, cómo hago para volver a sonreír, para reemplazar este llanto intermitente por mi sonrisa habitual, para volver a reír a carcajadas, para volver a encontrarle el sentido a las actividades más simples del día a día, dime, cómo planifico una vida que ya no es vida por no tenerte allí, dime cómo dejar de amarte, cómo aceptar el hecho de que esto era todo y que cada uno debe tomar un rumbo diferente en su día a día, sin sostener al otro, sin hacer planes juntos, sin sentir ese “te amo” sincero en el momento menos esperado.

Dime, por favor, si me extrañarás tanto como yo a ti, dime que me necesitas para vivir y que no estoy sola en esto, dime que me sueñas, que me necesitas contigo, que la idea de una vida sin mí es inconcebible que nada tiene razón de ser si no estoy allí.

Cuéntame, por favor, cómo haces para dormir sin mí, cómo haces para que ese mueble de descanso no te quede grande, dime cómo haces para abrazar al vacío en el sofá cuando te falto y que nunca sentiste tanto espacio en vano, desde que mi presencia se convirtió en ausencia.

Convénceme, por favor, de que me necesitas tanto como yo a ti, de que es un suplicio seguir así, de que no puedes pensar en nada que no sea en mí, dime que prefieres no existir a vivir una vida en la que nunca más puedas besar mis labios con los ojos bien cerrados, dime que no desesperas al no tener mis buenas noches, al no comer juntos, tomados de la mano o acariciándonos y mirándonos como dos tontuelos que no saben disimular lo que sienten por el otro.

Dime, por favor, que me equivoqué, que la vida es maravillosa y que no hay forma de que lo vuelva a ser estando separados, cada quien por su lado, dime que soy única, que sin mí no puedes vivir, o que si puedes, al menos no lo quieres, dime que me necesitas, pregúntame si te necesito, dime que no hay nada mejor que sentir el calor de mi silueta pegada a ti.

Cuéntame, tú que sabes tanto, cómo logro vivir sin ti, como te desprendo de mi ser si mi ser eres tú, cómo dejo de pensarte, de soñarte, de añorarte, de pensar en mil locuras para volver a tenerte conmigo, cómo hago, dime, para dejar de extrañarte así, cómo vuelvo a vivir, cómo acepto que mi realidad es otra, que los días nuestros ya no nos pertenecen, que poco a poco vamos llenando una jornada de la que el otro no sabe nada.

Guíame, por favor, para olvidar el aroma de tu piel al abrazarte, los besos corridos en la cabeza cuando me abrazabas, los mimos, las caricias, cómo olvido tu sonrisa y el hecho de que a pesar de amarte, despidiéndome de ti hice que derramaras lágrimas, tal vez por no ser lo suficientemente valiente o fuerte, dime cómo te dejo ir, si te veo en todas partes, si estás presente en cada canción, en cada aroma, en cada lugar, en cada sabor, dime cómo disfrutar de aquello que solo me gustaba porque lo hacía en tu compañía, dime, por favor cómo hago para no extrañar tu tacto, tus manos, tus atenciones y tu mirada, esa mirada única con la que me dices todo sin decir nada, con la que me demuestras ser el hombre más afortunado del mundo por tenerme contigo, esa mirada entre amor y orgullo, entre felicidad e incredulidad, entre satisfacción e ilusión. Dime, por favor, si sientes lo mismo que yo.

No sé si me arrepentiré de partir, mas sí sé que un amor siempre es único e irrepetible y sé que nadie es perfecto, que todos tenemos defectos y virtudes y que solo dependemos de la compatibilidad y de la tolerancia, y no sé si soy para ti o si te mereces estar con alguien que cumpla tus expectativas, no sé si yo siempre estaré disconforme por no aceptar que no existe la perfección en nadie, más allá de lo que uno ve en el otro, no sé si te idealicé y no eres remotamente lo que proyectas en mi ser, no sé si dejarte ir sea el peor error de mi vida o la mejor decisión que tomaría por los dos, hay tanto que no sé, que no entiendo, siento todo, tanto, intensamente pero no encuentro la manera de canalizarlo en sensaciones saludables y dentro de un razonable límite.

Una vez que te amé, no hubo vuelta atrás, quise todo contigo, necesité todo contigo, no me hacía ya falta nada sin ti, y sí, la sociedad puede juzgarme de exagerada o incapaz de realizar otras actividades más allá de amarte con locura (tú entiendes a lo que me refiero, que a pensar de las responsabilidades y del cansancio, estar contigo fue siempre prioridad).

Debo decidir y atenerme a las consecuencias, no puedo pasar por esto más de una vez, podría acabar conmigo, las dudas, los pensamientos, la manera de extrañarte, el necesitarte constantemente, como te dije, desde que decidí apartarme, te me impregnaste en el cerebro, como no hubiera nada más en qué pensar, y tengo sueño, y el agotamiento y la tristeza enmarcan mis ojos y nadie sabe lo que sucede y nadie sabe cuánto en realidad te amo, y no sé si fui yo quien te amó más de lo que me has amado o simplemente tenemos maneras diferentes de pensar y de actuar y por lo tanto enfrentamos estos cambios de la mejor forma que cada uno conoce, pero a pesar de nuestras diferencias, hay algo que nos identifica: el uno sin el otro está incompleto, el uno sin el otro es apenas la mitad de lo que fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario