domingo, 26 de julio de 2015

La casa


            Tenía la típica vida cotidiana. Trabajo, responsabilidades del hogar; una rutina formada.

            Un día, como cualquier otro, llegó a su casa, abrió la puerta y sus muebles ya no estaban, primero pensó que había sido robada, pero al fijarse mejor, notó que la casa no estaba vacía, sino que diferente, extraña.

            Un pequeño gentío apareció murmurando quien sabe qué, vestidos de forma inadecuada, y se atrevía a pensar que, bizarra.

            Ella les preguntó qué hacían allí, cómo entraron, y les pidió amablemente que se fuera. Ellos no le prestaron atención y continuaron en lo suyo.


            Se enfadó terriblemente por semejante atrevimiento, en ese mismo instante ellos sintieron un repentino frío, las luces parpadearon y la puerta principal se abrió; sintieron que no eran bienvenidos. Ella no sabía la verdad, como no lo supo durante los cincuenta años que ya habían transcurrido.

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