martes, 28 de julio de 2015

Sonrisa eterna

       
    Ella, típica ama de casa. Marido, hijos, auto, hogar, barrio residencial.

    Dicen que cada casa es un mundo aparte, y esta no era la excepción.

   Ama de casa perfecta, obsesiva en detalles, esperaba una respuesta afectuosa y agradecida de sus cercanos.

  Los vecinos los admiraban, era la familia de portadas de revistas que se podrían titular “Cómo ser felices” y “El hogar perfecto”.

   La realidad detrás de las puertas diferente, con un esposo desinteresado e infiel y dos hijos aburridos y desagradecidos de semejante madre.

  Ella, abusada psicológicamente, había dejado en el pasado esas voces que le atormentaban, diciéndole que cometiera maldades.

 Luego de la cena impecable que había preparado por horas, de mala gana los tres se sentaron junto a ella a comer, sin saborear ni agradecer.

 Esa fue su última cena, envenenada.


 Con un filoso y preciso cuchillo de cocina, cortó los extremos de sus bocas, para que no dejaran de sonreír, nunca… 

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