martes, 25 de marzo de 2014

Huelga en Paraguay


El día de mañana en Paraguay, específica pero no únicamente en Asunción, se llevará a cabo una huelga general en la que ciertos sectores de la población nacional se manifestarán a fin de que sus dudas sean aclaradas y sus solicitudes sean tenidas en cuenta.

La verdad abarca mucho más que una simple y pacífica huelga, se rumorea que adrede habrá incidentes para desestabilizar el gobierno. Más allá de que esté a favor de tal o cuál sector, es imposible no darse cuenta de la mentalidad poco nacionalista y antipatriota que tiene actualmente la sociedad paraguaya, la que incluye a los campesinos, sin tierra, carperos y demás denominaciones de gente no productiva del país; excluyendo claro, a la gente trabajadora que realiza su labor en el día a día en pos del progreso de todos.

Mañana no me plegaré a la huelga, ya que me encuentro en desacuerdo no solo con lo que exigen, debido a que algunas de esas exigencias son inverosímiles y otras tomadas fuera de contexto; sino que también con el sector que se manifestará, dicho sea de otra forma: el resto del país debe trabajar y estos dignos manifestantes impiden ese derecho a los que no se unen a ellos. Los trabajadores del sector público no pueden unirse a la huelga, y de hacerlo y que esta sea declarada ilegal, habrá descuentos salariales. Los que trabajan en el sector privado no pueden simplemente abandonar sus puestos de trabajo por una jornada entera y que la economía y otras áreas, se detengan en el país. Estos pueden sufrir desde descuentos hasta despidos.

Asimismo, el país necesita trabajar para seguir creciendo, entre más nos manifestemos quejándonos de todo y ni siquiera nos molestemos en poner de nuestra parte con el mínimo esfuerzo de hacer el trabajo que nos toca, siempre estaremos en la misma posición: sentados en la vereda tomando tereré y emitiendo juicios de valor por todo lo que nos falta por alcanzar.

Es más que necesario dejar de lado esa mentalidad conformista que limita el esfuerzo del trabajo  en equipo. Supongamos que el país es un equipo y por más de que seamos muchas las personas de rango no tan elevado, con nuestro trabajo en masa, logramos la diferencia. ¿Qué mejor ejemplo que el de una colmena? No es la reina la que recolecta todo el polen ni genera la miel y mucho menos cuida sola dicha organización. ¿Se imaginan a todas las abejas del mundo haciendo huelga, dejando de trabajar para manifestarle a la reina que no les gustan las condiciones en la que trabajan y  que se pasen holgazaneando e invadiendo colmenas vecinas, robando miel y polen para uso propio? Sería caótico, y no solamente afectaría al sector abejorro, sino que toda la ecología sufriría las consecuencias.

Es así que nuestra labor, por más mínima que sea, genera una gran diferencia en nuestra comunidad y si el país brilla por su progreso, es resultado del trabajo en equipo, y si sufre consecuencias desfavorables, claro está que hay veces en que la cabeza no funciona; no andará si nos limitamos a señalar con el dedo.

Tenemos que desarraigar esa mentalidad derrotista, ese complejo de inferioridad, nadie es más gente por ser pobre en recursos y definitivamente no es más por ser rico. Puede un pobre ser un ejemplo para la sociedad como ser un terrible delincuente y una vergüenza para todos; como así también puede serlo un rico. Es necesario reconfigurar esa mentalidad de “las diferencias de clases”, es sencillo (no estamos en la Edad Media); si nuestros recursos son limitados para alcanzar las metas que nos proponemos, quizás debamos esforzarnos el doble o el triple para realizarnos en el ámbito que sea, pero así también podemos provenir de familias acomodadas y no aprovechar los recursos disponibles y ser un perfecto bueno para nada en la sociedad. ¿Cuántos bastardos, pobres, hijos de prostitutas, hijos de alcohólicos, hijos de pobres carboneros lograron el éxito a pesar de sus condiciones de cuna? ¡Muchos! No son las condiciones tan determinantes como la fuerza de voluntad interior.

Irónicamente, mañana no se suspende ninguna actividad laboral ni estudiantil. A mí en particular me parece que no me impedirá un piquete que llegue a mis actividades, pero ¿quién me brinda seguridad de llegar sana y salva y retornar de la misma manera a mi hogar? Nadie. Por un lado debo poner en la balanza el hecho de cumplir con mi deber y por otra mi integridad física. Es lamentable tener que decidir entre dos derechos totalmente justificados en una sociedad demócrata.

Nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de impedirme elegir trabajar mañana, porque si yo no produzco, yo sufro y mi país sufre. Pero estos manifestantes, que poco y nada realmente generan para el progreso del país pero sí para la temible inseguridad y beneficios pro-bolsillo; han decidido por todos nosotros al abusar de la Constitución que nos ampara como personas libres y soberanas; supongo que sería más fácil cambiarse de bando ya que algún beneficio ha de existir en no trabajar, no producir, invadir propiedades privadas (derecho de una sociedad democrática) y generar estragos no solo a nivel social y de seguridad, sino que también el claro empobrecimiento de la capital que acarrea el basural que esta “pobre gente” y no “gente pobre” genera, con el derecho autoimpuesto debido a que “la vida misma le ha dado vuelta la cara”.

Si tan solo por un segundo olvidáramos los colores, las tendencias, las posturas, las ideologías y todos vistiéramos la camiseta de la tricolor más allá de un partido de fútbol en el exterior, qué diferente sería Paraguay. Dejaríamos de estar catalogados con esas palabras peyorativas de “tercermundistas” o “en vías de desarrollo”, para simplemente ser un “Paraguay a secas”. Vivimos en un país que no merecemos, así de sencillo es. Un país groseramente fértil, de un clima favorable y bastante estable, que cuenta con tanta agua dulce como para limpiar la vereda a manguerazos por horas.

Si tan solo pudiera cambiar la mentalidad de cada ser conformista para convertirlo en un verdadero ser patriota, primero paraguayo y luego colorado, liberal, encuentrista, de izquierda, de derecha, democrático, comunista, olimpista, cerrista, gumarelo, católico, evangélico; sería una nación que podría encontrarse en la envidada lista de  “los diez países más felices del mundo”.

1 comentario:

  1. Yo trabajo y no me quejo, tengo casa, tengo coche,tengo seguro medico, y a mis hijos los educo en colegio privado. NO ME QUEJO...Pero no me da el derecho de por la simple razon de estar bien, no ver las necesidades de mi vecino. Sueldo minimo que le alcanza apenas para pagar el alquiler y no vivir, subsistir, subir todas las mañanas en colectivos obsoletos y chatarras pagando unos de los pasajes mas caros de America. Estar asegurado en IPS no poder contar con atencion ni medicamentos para sus hijos. No tener agua potable, no tener sistema cloaclal. Llegar a fin de mes y no poder pagar totalmente la libreta de almacen, no poder dar una educacion acorde a sus hijos A diferencia de otros vecinos simples empleados de Aduanas farreando todos lo dias, coches cero hora y cerveza a doquier. O el otro vecino simple asistente fiscal con salarios igual al minimo, dandose el placer de pasar sus vacaciones en Cancun. No quiere tampoco hablar de mis vecinos simples agentes de transito o policias tanto nacional o caminera. No quiero ni pensar como sera el otro barrio en el que viven Jueces Fiscales Comisarios y Politicos de turno. POR ESO ESTOY DE ACUERDO CON LA HUELGA.....!!!

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